Platón, filósofo griego, aseguró que “el precio
desentenderse de la política es el ser gobernados por los hombres peores”, el
precio, además, diría yo, de desentenderse de la historia es ser manipulados
por los hombres peores. Es que la política se fundamenta en la historia, de
ella se nutre y vive.
Hay que conocer, por tanto, la historia para tomar buenas decisiones políticas que no son sólo aquellas que van a una urna en un momento electoral. Decidir ignorar algunos hechos, voltear los ojos ante otras visiones o simplemente callar, también son acciones políticas.
Hay que conocer, por tanto, la historia para tomar buenas decisiones políticas que no son sólo aquellas que van a una urna en un momento electoral. Decidir ignorar algunos hechos, voltear los ojos ante otras visiones o simplemente callar, también son acciones políticas.
No creo arriesgarme demasiado al decir que en la Franja
Musulmán se está definiendo la historia de la humanidad entera, no es la
primera vez, pero deberá ser la última para alcanzar la libertad o permanecer
bajo el yugo de la tiranía del Norte. Recordemos que la Primera Guerra Mundial,
de la que aún quedan grandes vestigios, se libró por la disputa entre países
europeos por los territorios africanos y asiáticos, entre los que destacan los
musulmanes. Esta afirmación toma sustento al ver cómo fue el reparto de Asia
Occidental y el Norte africano por Gran Bretaña y Francia.
Hoy nuevamente en ese espacio geográfico se están
acumulando una serie de hechos que pronto podrían generar un conflicto que
pondría en riesgo la vida humana. Contra eso los pueblos del mundo deberíamos
pronunciarnos. La llamada “primavera árabe” ha servido para derrocar y asesinar
a dirigentes como el caso de Gadafi, ex presidente de Libia; también para
cambios de gobiernos como en Egipto y Túnez; y para fortalecer las aspiraciones
de movimientos sociales de otros países musulmanes. Un cuadro político muy
complejo que, sin embargo, tiene que tener en cuenta las relaciones hegemónicas
entre Estados Unidos, China y Rusia.
Los movimientos que se suceden en el Norte de África y
Asia Occidental, especialmente en esta última región, están creando cercos
económicos y políticos a Rusia y China, y también a la legendaria República
Islámica de Irán. Los ataques contra Siria son misiles contra el gran padre de
la ex Unión Soviética y contra la revolución islámica.
Pero, a pesar de lo que se esperaba, los gobiernos rusos
y chinos no respondieron a favor de la causa Libia, que era la causa de los
pueblos del mundo. Al Estados Unidos tener ese país como aliado puede
controlar, como lo hace con Arabia Saudita, el precio del petróleo y controlar,
de esta manera, la economía a su favor. El golpe contra ese país norafricano es
un golpe contra la unión de las naciones árabes que tanto ha costado y un
certero puñetazo al imaginario de integración musulmán por la que tanto se
luchó desde la mitad del siglo pasado.
Esto nos lleva a una conclusión: sólo los pueblos del
mundo, conscientes de lo que sucede, pueden defenderse ante los intereses
omnipresentes de potencias como USA y garantizar, ya no la paz, sino la vida
misma.
O. Galet
O. Galet
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